sábado, 5 de septiembre de 2009

Predestinados #4. LLAMADOS. Por Gonzalo Solano.

Rom 8:30 Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.

Introducción:

El tema de la predestinación ha tenido siempre su contradicción. La mayoría de predicadores y “maestros” dicen inclusive que no es necesario hablar de ella, porque es un tema que confunde a muchos. La pregunta sería: ¿puede un auto estar en marcha sin gasolina?, o la electrónica funcionar sin electricidad?; acaso puede un avión volar sin sus turbinas?, o aún más, puede el ser humano vivir sin sangre que es la que lo mantiene con vida?

Aunque las comparaciones antes dichas parezcan absurdas e incoherentes, porque todos sabemos que no es así, ¿podremos entonces los hijos de Dios vivir omitiendo o desechando algunas palabras que salieron de su boca, si Jesús dijo que nosotros viviríamos de ¡toda!, no de alguna palabra, ¡sino de toda palabra! que sale de la boca de Dios? Deberíamos omitir hablar de la predestinación?, como dejar un juego de rompecabezas a medio armar, o, reiteramos como las comparaciones anteriores, vivir a medias. - ¡No es funcionable!

Si no sabemos porqué fuimos predestinados y escogidos desde antes de la fundación del mundo, tampoco sabremos porqué y para que fuimos salvos por su Gracia.

Si Jesús le dijo a Satanás “escrito está: no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Mat.4:4”, esto nos enseña que debemos conocer ¡toda su Palabra!, para vivir por ella y en ella; de otra manera, como podremos conocer la verdadera voluntad de Nuestro Padre Celestial para nosotros sus hijos?, si estamos omitiendo o desechando parte de lo que salió de su boca.

Esto sería como decirle a Él que no nos interesa saber algunas cosas que nos dejó establecidas para vivir por ellas, porque simplemente puedo vivir haciendo otras cosas que nos enseñan los hombres aunque no estén en las Sagradas Escrituras. De allí es que han nacido tantas falsas doctrinas, que hoy por hoy, la iglesia del Señor (en su mayoría), anda tratando de agradar a Dios a través de estas falsas enseñanzas, porque sin escudriñar las Escrituras, dicen ¡amén! a todo lo que les imponga.

Seguridad de la salvación?

Se le pregunta a la iglesia del Señor ¿Cómo y porqué fueron salvos; si están seguros de su salvación, y la mayoría no sabe si son o no son salvos. Algunos más osados, contestan que sí, porque están haciendo todo lo necesario para agradar a Dios, ignorando que la Biblia enseña que “…no es por obras para que nadie se gloríe… Ef. 2:9”. No puede el hombre nunca agradar a Dios por justicias humanas sin tomar en cuenta que Jesús todo lo hizo ya por los escogidos; incluso en el antiguo pacto Jehová le había declarado a los israelitas que “…todas sus justicias eran como trapo de inmundicia. Isa. 64:6”

Entonces, ¿como podemos tener seguridad de nuestra salvación?

Llamados:

Debe de llamarnos la atención, que a lo largo de la Biblia la Escritura nos enseña una y otra vez, que los grandes hombres de Dios, NUNCA decidieron seguir y servir a Dios por iniciativa propia; todo lo contrario, siempre fueron llamados por Él.

- Abraham fue llamado por Dios a salir de su tierra y su parentela para ir a la tierra que Él le mostraría (Gén. 12:1)

- Moisés es llamado por Dios para ser el caudillo libertador de Israel cuando eran esclavos en Egipto (Exodo 3:10)

- Josué también fue llamado por Dios para la misión de introducir a Israel a la tierra prometida (Josué 1:2)

Así fueron llamados por Dios todos estos grandes hombres, como Samuel (1 Sam.3), David (1 Sam. 16), Jeremías (Jer. 1), el resto de profetas y sus discípulos (Mat. 4:18-22). El apóstol Pablo es el que reitera más en las introducciones de sus epístolas, “Pablo, siervo de Jesucristo llamado a ser apóstol…” y el que nos habla más ampliamente de que fuimos llamados por Dios.

Aunque algunos dirán que estos llamados de Dios fueron para el servicio de su obra en su mayoría, no cabe duda que el llamado de Dios tiene toda la exclusividad hasta para la salvación del hombre como lo veremos a continuación:

Primero:

El llamado de Dios es patente en la salvación del hombre y el apóstol Pablo haciendo uso del Salmo 14:1-3… en Romanos 3 dice: “ 3:10 Así está escrito: "No hay un solo justo, ni siquiera uno; 3:11 no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. 3:12 Todos se han extraviado; por igual se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.". Y en el verso 23 de Rom. 3 dice: “Rom 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios…”

Si pone atención a la escritura antes dicha por Pablo, deja ver claro que las intenciones del hombre es no buscar a Dios porque - a) no es justo - b) no entiende – c) todos sin excepción nos extraviamos y corrompimos (por el pecado que nos gobernaba) y gobierna a muchos todavía – d) y por ser pecadores estábamos destituidos de la gloria de Dios. Esto nos pone en una posición difícil como para tomar una decisión de querer ser salvo o no (como dicen los que enseñan sobre el “libre albedrío”).

Vamos aún más allá de la difícil posición del hombre para tomar la decisión de querer ser salvo o no. El mismo Pablo en su carta a los efesios dice: “Efes. 2:1 Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…”. En estas palabras de Pablo y lógico, inspirado por el Espíritu Santo, no solo nos deja en una posición difícil de tomar decisiones para querer ser salvos o no; sino que nos deja también en una posición imposible de tomar dichas decisiones. ¿Por qué? – La pregunta sería ¿puede un muerto tomar la decisión de vivir por su propia cuenta? – La respuesta indudablemente es NO! – ¿Qué puede hacer un muerto en ese estado? - ¡NADA! Dice la Escritura que cuando nosotros estábamos muertos en delitos y pecados, Cristo tuvo que venir a morir en la cruz del calvario para darnos (ÉL) VIDA. De otra forma nosotros no hubiéramos podido levantarnos de la tumba del pecado; como Lázaro, Jesús nos dio vida, aunque a Lázaro le dio vida física, a nosotros sus escogidos nos dio vida espiritual y eterna ¡gloria a Dios!.

Segundo:

Ahora, si fuimos llamados como dice la Palabra de Dios según Romanos 8:28,30 - ¿Cómo opera ese llamamiento de Dios?

Cada día los que creemos sobre el llamado de Dios para salvación (pues esto dice la Escritura), rechazamos contundentemente el “libre albedrío” pues no está escrito en ella, como dice Pablo a los corintios “…aprendan a no pensar más de lo que está escrito… 1 Cor.4:6”.

La Biblia nos enseña como opera ese llamamiento de Dios para salvación:

Dice el Salmo 65:4 “Bienaventurado el que tú escojas y atraigas a ti para que habite en tus atrios”. Así como el rey David escribió proféticamente sobre el sacrificio del Señor Jesucristo (Salmo 22), también declara proféticamente sobre el llamado de Dios hacia el hombre con respecto a su salvación. Nos dice el salmista que es bienaventurado (dichoso) el que escoja y atraiga hacia Él. Nuevamente aquí no vemos al hombre decidiendo sobre su salvación, sino a Dios llamando al hombre a una posición de salvo por la obra redentora de Cristo Jesús.

Si miramos más adelante de la Palabra de Dios, vemos a Jesús decirles a los fariseos en Juan 6:44 “Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; y yo lo resucitaré en el día final.” Es el mismo Jesús que trae las palabras del rey David, y les dice que SOLO Dios Padre puede atraer (o llamar) al hombre y no el hombre escoger ser salvo, confirmando con esto que el LLAMAMIENTO es algo exclusivo de Dios.

La palabra atraer en griego significa “jalar” o “halar”; o sea que Dios nos jala o hala en el día de nuestra salvación a través de su Santo Espíritu que convence de pecado… “Juan 16:8 Y cuando él venga (el Espíritu Santo), convencerá al mundo de pecado…” por la obra redentora de Cristo Jesús.

En el verso 65 Jesús reitera “Y dijo: --Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le es dado del Padre.”

Como nos estamos fundamentando solo en la Palabra de Dios, en Romanos 9:16, Pablo hablando sobre la escogencia de Dios desde antes de la fundación del mundo y su llamado para sus hijos dice: “Rom 9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”. Por más que el hombre quiera, por más que corra, la salvación se producirá en el momento que Dios ha prefijado para cada uno, porque como hemos venido enseñando, el nos escogió desde antes de la fundación del mundo para ser llamados sus hijos en Cristo Jesús. Estas palabras de Pablo nos dejan ver claro que la salvación y el llamado de Dios para el hombre, depende solo y exclusivamente de Él.

Nosotros no podíamos por el estado en que nos encontrábamos (muertos en delitos y pecados), tomar la decisión de querer vivir o querer quedarse en el estado de muerte. En el “libre albedrío” que enseñan los hombres erróneamente, hacen creer a la iglesia del Señor, que el hombre puede “acercarse a Dios” cuando el decide, sin tomar en cuenta las escrituras antes mencionadas que dejan ver claro la tesis que planteamos como dicen las Sagradas Escrituras.

Llamamiento santo:

Pablo le dice a Timoteo: “2Ti 1:8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. 2Ti 1:9 Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 2Ti 1:10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.”

La Biblia dice que Dios nos salvó y llamó con llamamiento santo. ¿Qué quiso decir Pablo cuando dice “llamamiento santo”? R/ Solo Dios es Santo, tres veces Santo, y solamente Él como dice el verso 9 “según el propósito suyo” 1- nos salvó y 2- Nos llamó por medio de Cristo Jesús. Y el verso 10-b nos dice “que fue Jesús (y añadiríamos que solamente Jesús sin incluir al hombre) el que quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio".

Su llamamiento es santo sin haber intervención del hombre de decidir sobre el mismo, porque según la Escritura antes leída (v.9) “nos fue dada antes de los tiempos de los siglos en Cristo Jesús.”

¿Cómo describe la Biblia a los salvados?

La Biblia describe a los salvados como “los llamados”.

En las cartas paulinas y otros escritores se dirigen a los llamados también como “los escogidos”, “los fieles”, “los salvados”.

Veamos algunas citas:

“Rom 1:6 …entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo.”

“1Co 1:2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.”

“1Co 1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.”

“Gal 5:13 Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros…”

“Efesios 4:1 Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”

“Col 3:15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.”

“Heb 9:15 Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que, interviniendo muerte para la remisión de los pecados cometidos bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna…”


“1Pe 2:21 Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas.”

“1Pe 3:9 No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición”.

“Jud 1:1 Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre y guardados en Jesucristo…”

Apoc. 17:14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados, elegidos y fieles".

¿A quién revela Dios estas cosas?

Dios, en su gran soberanía revela estas cosas a sus escogidos cuando Él así disponga, como hemos visto en Rom. 9:16 “No es del que quiere, ni del que corre sino de Dios cuando tiene misericordia”

Muchos que no creen esta Palabra, y refutan esta enseñanza, se toman del “libre albedrío” por una sencilla razón: ¡Dios no se les ha revelado!, pero esto no significa que no sea la verdad.

Jesús hizo una declaración que debemos meditar bien cuando anduvo predicando, dando una palabra fuerte contra algunas ciudades que no creyeron en Él. Mat 11:25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños Mat 11:26 Sí, Padre, porque así te agradó. Mat 11:27 "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Nos damos cuenta a través de esta declaración, que Dios revela estas cosas a quién el dispone revelárselas, para que ningún hombre se atribuya ser más sabio que otros, sino que nos enseña que Jesús se revela, por su Santo Espíritu a quién el quiera revelarse (valga la redundancia).

El apóstol Pablo nos declara hablando siempre de los llamados: 1Co 1:22 Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, 1Co 1:23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.

¿Porque muchos de la iglesia de Cristo andan buscando señales y otros se agolpan buscando hombres con sabiduría humana, dícese de pastores y maestros dando consejos a través de la psicología (aunque no estamos en contra de dicha profesión, ni de la preparación académica y profesional del hombre, todo lo contrario), tratando de encontrar en las palabras elocuentes y “convencedoras” de estos, enseñanzas que los haga “sentir” convencidos de qué es lo más lógico, como en los tiempos de Pablo? Por la sencilla razón que “no es del que quiere, ni del que corre…”

Para muchos, esta enseñaza de los llamados es una locura, pero a los que Dios ha querido revelarse declara el apóstol: “1Co 1:24 En cambio para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder y sabiduría de Dios”

Y como Jesús dijo que Dios guardó estas cosas para los niños (Mat. 11:25), no niños en el sentido de falta de madurez y sabiduría, sino como los niños que no le cuestionan nada a sus padres terrenales, sino que creen en ellos, “Mat 18:3… --De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”, siendo como niños, flexibles en creer todo lo que su Palabra nos enseña, y creyendo que Cristo es poder y sabiduría de Dios sin cuestionar nada sino creyendo, Pablo concluye: “1Co 1:25 porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.”

Es agradable saber que Dios tiene todo bajo control en su gran amor con que nos amó, y en su sabio propósito nos llamó y está llamando a sus escogidos a través de su Santo Espíritu.

Dice la Biblia para seguir corroborando:

“Hechos 2:47… Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.

“Hechos 13:48 …y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”
Estos versos nos siguen dejando ver la exclusividad de Él en la salvación y llamado. Dios añadiendo los que habían de ser salvos y creyendo todos (y solo) los que estaban ordenados (por Dios) para vida eterna (por medio de su llamado santo).

También nos enseña la Escritura en el libro de los Hechos “16:14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía…”

Nos enseña la Biblia que fue el Señor el que le abrió el corazón a Lidia para estuviera atenta… “No es del que quiere ni del que corre…”

Según Romanos 8:32 el orden establecido es el siguiente: 1) predestinados – 2) llamados – 3) justificados – 4) glorificados.

Entonces ¿para que predicar?

Esto es lo mismo que dicen los que creen en el “libre albedrío”; entonces, ¿para que predicar, si Dios sabe cuando salva por medio de su llamamiento?

La Biblia nos enseña que la predicación del evangelio es un mandamiento:
“Mat 28:19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Mat 28:20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado...”

El evangelio de la cruz es un misterio:
“1Co 2:7 Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria…”
“Col 1:26 … el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos”.

Este evangelio es dado por Dios (a través de las Santas Escrituras) para darse a conocer entre sus escogidos:
“Col 1:27 A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria”.

El hombre por naturaleza humana, siente siempre curiosidad por las cosas no reveladas, y cuando no tiene respuestas a ellas siempre saca conjeturas de las mismas y especula muchas veces cayendo en el error.

Cuando Jesús, después de su resurrección allá en los Hechos de los apóstoles, mientras les daba instrucciones de la venida del Espíritu Santo, ellos comenzaron a preguntar con mucha curiosidad sobre la restauración de Israel, a lo que Jesús les responde: “Hechos 1:7 Les dijo: --No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad”

Cuando se enseña sobre la predestinación y el llamado exclusivo de Dios, muchos con mente natural se preguntan, --Si Dios tiene ya a sus escogidos y los llama cuando el quiere, ¿para que predicar el evangelio?—Tendremos que responder que: ¡No nos toca a nosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad!

En el Antiguo Testamento, Dios hace una declaración que si nosotros en nuestros días la acatáramos y obedeciéramos solamente creyendo que lo que Él hace es perfecto, sin poner objeción alguna, comprenderíamos más ampliamente acerca de sus propósitos, y dice así: “Deut. 29:29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta Ley”.

Aprendamos a no pensar más de lo que está escrito. (1 Cor. 4:6). Llegar hasta donde nos enseña la Palabra de Dios y obedecer es sabio, porque de lo demás Él tendrá cuidado (1 Pedro 5:7).

Predicar el evangelio es nuestro deber, el llamado lo hace Dios: “1Co 3:6 Yo planté (dice Pablo), Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 1Co 3:7 Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento.

Por ser un deber, debemos de obedecer: Rom 10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Rom 10:15 ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: "¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!". Usando la lógica y fundamentándonos en esta escritura, nuestro deber es predicar el evangelio de las Buenas Nuevas, y Dios se encargará de revelarse a sus escogidos para salvación.

Nuestras preguntas deben de llegar hasta donde llega el silencio de Dios, porque Él es Dios y nosotros sus criaturas, pero debemos de confiar que el Señor tiene siempre cuidado de nosotros: “1Pe 5:7 Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.

1Pe 5:10 Pero el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
1Pe 5:11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

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